Las ciencias naturales siempre han desestimado toda experiencia relacionada con los contextos sociohistórico de los individuos, de allí que en el siglo XIX, un científico llamado Wilhelm Dilthey (1833 – 1911), trazó la diferencia entre las Ciencias naturales y las ciencias humanas. Para este pensador las ciencias humanas tenían como objeto de estudio las experiencias vividas por los individuos desde sus contextos. Para Dilthey estos estudios humanos subjetivos que pretendían incluir al derecho, la religión, el arte y la historia debían centrarse en una “realidad histórica-social-humana”. Es decir, bajo este análisis podemos decir que realmente el conocimiento estático, descontextualizado se convierte en un abismo que debemos salvar, debemos buscar la verdad en lo desconocido del conocimiento. Fourez (2000), expresa al respecto que los objetos no se dan en sí, de forma autónoma desprendidos de todo tejido cultural. Pero tampoco llegan a ser construcciones subjetivas, es decir, individuales.
Vemos así que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí mismos, un mundo de fantasma y de sueños que acompañan su vida. Sabemos que muchos escritores trabajan la novela humana y han caracterizado personajes con múltiples contradicciones psicológicas y complejas personalidades. Vemos entonces como la literatura, única interesada en este tema deshoja cada libro para presentarnos una radiografía más clara y coherente de las complejidades humanas, por ejemplo
Si la noción de conocimiento se diversifica y multiplica al ser considerada, podemos suponer legítimamente que contiene en si diversidad y multiplicidad. En adelante, el conocimiento ya no podría ser reducido a una sola noción, como información, o percepción, o descripción, o idea, o teoría; más bien hay que concebir en él diversos modos o niveles, a los cuales correspondería cada uno de estos términos. (p.19)
La conciencia de la multiplicidad nos permite inferir en que lo unilineal, lo unidimensional, la fragmentación del todo en las partes, las visiones especializadas o parciales son insuficientes es decir un conocimiento simplista de la realidad. Entonces nos planteamos que para comprender lo complejo es necesario hacer un recorrido por el paradigma de simplicidad. Partimos de establecer que un paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente fuerte entre nociones maestras, nociones y principios claves, los cuales van a gobernar los discursos que obedecen a un propósito o proyecto. El paradigma de simplicidad pretende establecer el orden como ley que rige al universo, en cuanto a esto Morín (Op. Cit) plantea lo siguiente:
Así es que el paradigma de simplicidad es un paradigma que pone orden en el universo, y persigue al desorden. El orden sé reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo múltiple, pero no puede ver que lo Uno puede, al mismo tiempo, ser Múltiple. El principio de simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso (reducción).
Es decir la visión simple de la realidad humana ha facilitado el control de nuestra forma de ser, conocer y hacer, utilizando al conocimiento como herramienta para garantizar el orden que se planteen las distintas formas de gobierno existentes en el mundo, garantizando su permanencia (a través de las disyunción o de la reducción) en el tiempo. Tal es el caso de la visión del ser humano como ente biológico y cultural desde una postura multidimensional, y no como visiones separadas que es lo planteado por el paradigma de simplicidad; es decir no es posible concebir al ser sin su contexto, consustanciado con su entorno, con los hábitos y costumbres propias de sus culturas. Se hace necesario que los complementos de estas dos unidades (biológica- cultural) se mantengan, aunque las estudiemos separadamente, en tanto que uno complementa al otro. No podemos obviar que uno no existe sin el otro; más aun que uno es, al mismo tiempo, el otro, si bien son tratados con términos y conceptos diferentes.
Orden y desorden en el universo
El principio de la termodinámica indica que el universo tendía a la entropía general, es decir, al desorden máximo, y por otra parte parecía que en ese mismo universo las cosas se organizaban, se complejizaban y se desarrollaban. La vida es un progreso que se paga con la muerte de los individuos la degradación y el orden también concierne a la vida, en tanto que el orden biológico tolera mas desordenes y si estos se incrementan hasta la complejización. Para Morin (1990), recientemente en el siglo XX tiene lugar un evento mayúsculo que marco una diferencia en la concepción del orden y el desorden en el universo:
…la irrupción del desorden en el universo físico. En efecto, el segundo principio de la Termodinámica, formulado por Carnot y por Clausius, es, primeramente, un principio de degradación de energía. El primer principio, que es el principio de la conservación de la energía, se acompaña de un principio que dice que la energía se degrada bajo la forma de calor. Toda actividad, todo trabajo, produce calor; dicho de otro modo, toda utilización de la energía tiende a degradar dicha energía.
Entonces, como en las novelas, mientras más complejidades tiene una persona o un sistema, mas fácil llegaremos a los resultados, es decir, que el equilibrio de ese sistema humano o físico esta en puertas, la entropía positiva genera negoentropía y las relaciones de orden/desorden/organización constituyen la producción de fenómenos equilibrados y ordenados. Morin (1990) nos dice que esta dicotomía no era viable, estableciendo que “Hicieron falta estos últimos decenios para que nos diéramos cuenta que el desorden y el orden, siendo enemigos uno del otro, cooperaban, de alguna manera, para organizar al universo” (p.7)
En definitiva no podemos escamotear las contradicciones con una visión eufórica del mundo, aceptar la complejidad es estar de acuerdo con esas contradicciones. No olvidemos que el universo comienza con una desintegración y es así como se organiza. Cuál mayor contradicción y complejidad qué esta.
Auto-organización.
Morin en su obra Introducción al Pensamiento Complejo, nos dice que es difícil concebir la complejidad de lo real, los físicos empezaron a abandonar al antiguo materialismo ingenuo, concebida como sustancia dotada de todas las virtudes productivas fue reemplazada por el espíritu como otra parte importante para unificar un cuerpo, por lo tanto materia y espíritu unifican en un todo las dos partes vitales que simplifican el universo. Igualmente pasamos a las ciencias biológicas, nos dicen que la especie es en sí misma un ejemplo singular muy preciso, un productor de singularidades, mas aun los individuos de una misma especies son muy diferentes unos de otros. Pero debemos ver esto mucho mas allá de la singularidad o la diversidad, debemos vernos como sujetos y no como objetos. Y decimos sujetos con todo lo que ello implica y no la significación tradicional que se le ha dado. Debemos concebirnos como sistemas autoorganizadores y por ende autónomos.
Para Morin, ser sujeto “…es ponerse en el y centro de su propio mundo, ocupar el lugar del «yo»” (P. 12). Esto no quiere decir que no podamos vernos en colectivo, sino todo lo contrario, cuando somos capaces de colocarnos en el centro de nuestro mundo y tomar nuestras propias decisiones, asumiendo las responsabilidades implícitas en ello, también seres capaces de asumir lo nuestro. Es decir independientes y a la vez dependientes del colectivo, del entorno; eso es complejidad.
Autonomía
Una de las acepciones del término autonomía es la condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie; pero dentro del planteamiento de la complejidad, la noción de autonomía nos pone a reflexionar un poco sobre los otros de quien dependemos, ciertamente dependemos de una cultura, de un lenguaje, de leyes y normas, del oxigeno, de un cerebro, entre otras tantas cosas y elementos que nos conduce. También dependemos de una sociedad, de unos genes que constantemente determinan el modo de seguir viviendo, entonces de que autonomía estamos hablando? si estamos poseídos por otras fuerzas ocultas que nos indican que debemos hacer o no, ahora pensamos que somos libres sin serlo; pero al mismo tiempo somos capaces de hacer elecciones y tomar decisiones. Somos una mezcla de autonomía, libertad, de esa condición de la voluntad que rige por imperativos que están fuera de ella misma (heteronimia), y agrega Morin, somos controlados, poseídos por una especie de fuerzas ocultas. He aquí las complejidades propiamente humanas.
Complejidad y completud.
La complejidad no lleva en sí misma la aspiración a la completud, porque sabemos que todo es solidario y multidimensional. Pero en otro sentido, la conciencia de la complejidad nos hace comprender que no podemos escapar de la in-certidumbre y que jamás podemos tener un saber total:
Razón, racionalidad, racionalización.
Comprender, discutir y criticar estos tres conceptos nos permitirá conocer al universo completo. La razón como es sabido, es considerada como la visón coherente de las realidades y los fenómenos que están implícitos en ellas. La racionalidad es el juego, el diálogo incesante de nuestro espíritu con el mundo real, esas contradicciones del ese mundo en desacuerdo con nuestras estructuras lógicas. Por ultimo tenemos la racionalización, la cual consiste en querer encerrar la realidad dentro de un sistema coherente y todo aquello que contradice en la realidad a ese sistema coherente, es descartado olvidado, puesto al margen, visto como ilusión o apariencia. Entendemos así la racionalización, puesto que ella descarta, de nuestro espíritu lo que contradiga, siempre vamos a tender a aceptar todo aquello que favorezca nuestras ideas, por eso que la racionalización se desarrolla, a menudo, en el espíritu de los científicos. La paranoia es una forma clásica de racionalización delirante, entre ellas no hay frontera. También nosotros mismos tendemos a desarrollar cierta racionalización, vivimos imbuidos en mitos, producto de nuestra cultura, tenemos la necesidad de una racionalidad autocrítica con el mundo empírico, el único corrector del deliro lógico.
En conclusión podemos señalar que el paradigma de la complejidad prevendrá de nuevos conceptos, como dice Morin de macro-conceptos, de una nueva manera de verse como sujeto en una o varias realidades, de lo que entendemos de nuevos descubrimientos y nuevas reflexiones que van a conectarse y reunirse, es decir una tarea cultural, histórica profunda y múltiple. De allí que lo expresado por el autor, adquiera una relevancia de primer orden cuando se piensa en la complejidad y dinamicidad de la realidad, que obliga a trascender los limites conceptuales, que tienen como base un conocimiento que busca abrir las estructuras de es realidad.
RESEÑA BIBLIOGRAFICA
FOUREZ, GÉRARD (s/f). La Construcción Del Conocimiento Científico. Sociología y ética de la ciencia. Universidad De Namur. Narcea Ediciones. Tercera Edición. España-
MORIN, EDGAR (1990). Introducción Al Pensamiento Complejo. Traducción: Marcelo Pakman. Quinta reimpresión: junio del 2001, Editorial Gedisa, S.A. Barcelona España.
_____________, El Método III. El Conocimiento Del Conocimiento. Libro primero. Antropología del conocimiento. Traducción de Ana Sánchez. Título original de la obra: La Methode. III: La connaissance de la connaissance. Eclitions du Senil, 1986. Ediciones Cátedra, S. A., 1999. Impreso en Anzos, S. L. Madrid España.